de tristeza que llega
a ser adictiva?
¿Esa clase de tristeza,
con la que ya
te has acostumbrado
a convivir?
¿Esa clase de tristeza
que ya es
parte de ti
y de tu vida?
Es una tristeza adictiva,
porque, sí,
estás roto,
pero tampoco quieres que te arreglen.
Y nadie puede arreglarte.
Sólo tú puedes hacerlo.
Porque,
en esta vida,
si no cuidas de ti mismo,
nadie lo hará.
Y es que,
esa es la fría realidad.
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