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jueves, 11 de septiembre de 2014

Tristeza adictiva.


¿Sabéis esa clase 
de tristeza que llega
a ser adictiva?

¿Esa clase de tristeza,
con la que ya
te has acostumbrado
a convivir?

¿Esa clase de tristeza
que ya es
parte de ti
y de tu vida?

Es una tristeza adictiva,
porque, sí,
estás roto,
pero tampoco quieres que te arreglen.

Y nadie puede arreglarte.
Sólo tú puedes hacerlo.

Porque,
en esta vida,
si no cuidas de ti mismo,
nadie lo hará.

Y es que,
esa es la fría realidad.

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